Los odontopediatras señalan que
esta debe comenzar, por norma general, una vez se han cambiado todos los
dientes de leche, que suele ser entre los 6 y los 10 años. Pero, hay ocasiones
en las que se puede realizar con dientes de leche todavía si supone problemas
dentales irreversibles para el niño.
Esta decisión la tomará tanto el odontopediatra como el odontólogo
siempre determinada por la gravedad de las alteraciones dentales del paciente.
Siempre comentamos que es
aconsejable visitar al odontopediatra una vez se hayan marcado las piezas
dentales y, al ortodoncista como muy tarde a los 7 años de edad, para poder
detectar los problemas de maloclusión.
Es a esta edad cuando los problemas de alineación de los dientes o los
oclusivos se encuentran en fase incipiente y se puede corregir con mucha más
facilidad sin que lleguen a agravarse.
Al mismo tiempo, con ello, se corrigen también alteraciones eventuales
óseas de los maxilares.
Cuando se trata de ortodoncia infantil se suelen usar
apararatogia removible o fija (tipo expansor). Todo ello dependerá del
tratamiento y su objetivo, es decir, por ejemplo, si el diente de leche ha
caído de forma prematura, el diente definitivo tardará más en salir y el hueco
para el mismo favorecerá que los dientes adyacentes se vayan desplazando para
ocuparlo. Para evitar eso es cuando se
usan los mantenedores de espacio, para que éste se encuentre ‘despejado’ cuando
la pieza dental definitiva salga.
Hay situaciones clínicas en las
que el ortodoncista recomendará el uso de la ortodoncia incluso cuando el
pequeño conserva los dientes de leche. Pero por ello es muy importante acudir a
las visitas del odontopediatra de forma regular y periódica.
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