Comenzamos definiendo la Hipoplasia como un
defecto de las piezas dentales que hace que estas tengan menos esmalte de lo
habitual, lo que supone una alteración en el desarrollo del mismo y, por lo
tanto, en la propia formación del esmalte.
El esmalte dental se caracteriza porque es la
capa externa de los dientes que está formado por pequeños cristales de calcio
traslúcidos, por lo que estos están en el interior del mismo, no el que hace que
estos sean blancos.
El resultado de quien padece hipoplasia es unos
dientes que se llenan de manchas blancas. Al mismo tiempo, el
color también se ve alterado de forma total o parcial con pequeñas motitas en los mismos o manchas diminutas que se van acumulando por la superficie de los
dientes.
El problema real y más importante de la
hipoplasia no es la estética, si no que esta está atacando la capa externa del
diente, la que lo protege, y acaba influyendo de manera directa en todo lo que
es el diente puesto que se encuentra más débil y, por lo tanto, más vulnerable a
padecer enfermedades como caries y sensibilidad dental y, además, habrá una
mayor exposición a la placa bacteriana y el sarro que son los principales
motivos de todas las enfermedades bucales.
La hipoplasia se caracteriza porque influye en
los dientes mucho antes de la erupción de los mismos, por lo que si hay que
buscar el por qué ocurre, es en el propio desarrollo de la pieza dental durante
el embarazo de la madre
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